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Recuerdo los ojos de la madre de mi mejor amigo aquel día que salíamos al cine, lo llamó y le dijo: para dónde vas patojo? Al cine, le contestó; y con qué dinero? Dijo la señora con tono interrogante pero sin enojo; en aquel momento, mi amigo, que lastimosamente no sabía mentir le dijo: con mis ahorros de la semana. Con cuales ahorros mijo si desde hace dos semanas que solo tengo para tu pasaje del bus. Yo sabía que aquella familia estaba pasando por un momento de mucha apretura económica. No me mientas, sácate las bolsas del pantalón!! Le ordenó. En ese instante cayeron al suelo un puño monedas y un par de billetes y los ojos del niño se abrieron tanto como dos pelotas de golf. Ese dinero me faltaba en mi gaveta… qué haces? Me impresionó tanto ver la expresión en los ojos de su madre decepcionada, las lágrimas casi se le salían y no de enojo más bien se notaba que era de tristeza, parecía que un puñal había atravesado su corazón. Mijo, en esta casa no hemos educado un ladrón, nunca has visto que tu padre o yo nos robemos un centavo o alguna cosa de donde trabajamos. No sabes el esfuerzo y amor con el que traemos el pan de cada día a esta mesa. Nunca podré olvidar esas pocas pero contundentes palabras. Y eso me recuerda un pasaje en la biblia donde Dios le está hablando a sus sacerdotes, a la gente más madura entre su pueblo; a los que llevan el ejemplo de una vida con respeto hacia Él y al servicio de su casa diciéndoles: el hijo debe honrar al padre y el siervo a su señor, si yo soy padre para ustedes dónde está mi honor? Y si soy su señor, dónde está ese temor que dicen que me tienen. Ustedes me menosprecian. En qué te menospreciamos? le preguntaron. Por qué me traen las sobras en supuesto sacrificio? Te imaginas a Dios decepcionado de sus hijos? Te has olvidado de papá o mamá? Los has dejado de atender porque hay cosas más importantes siempre, quizá has no has practicado la buena costumbre de darles una mesada económica mensualmente, podrías estar confundido cumpliendo en tu iglesia con tus ofrendas y eso es admirable pero no le das a tus padres una dádiva que es justa. Te aseguro que estás deteniendo una gran bendición sobre tu vida, la biblia enseña que al hijo que honra a sus padres Dios alargará sus días de vida en la tierra y créeme cuando te digo que no eres el primero en cometer este error. Quizá por falta de dinero en este momento, o por ignorarlo pero estás a tiempo de cambiar lo que se dice de ti en el cielo. Acuérdate de la que a pesar de su escasa economía hizo toda clase de esfuerzos para ofrecerte un plato de comida; o del padre que día a día se fajaba trabajando duramente debajo del sol, para darte un techo, zapatos, vestido y de vez en cuando algún gusto extra como un helado. Y si llevamos esta escena al plano espiritual, imaginemos a Dios decepcionado porque te olvidaste de todas la veces que te ha guardado tu vida. No podemos seguir perdiendo una discurso de bendición que está listo para salir de la boca de Dios, tu padre. Si estás alejado de su casa te animo a que vuelvas, si te olvidaste del respeto que el debes con tus actos te aseguro que Él no te va a echar fuera de su casa, si vuelves con un corazón sincero a casa y empiezas a intentar hacer el bien, no recibirás un portazo en la cara. Atiende las necesidades de tus padres si todavía están vivos, les debemos tanto pero tanto que es una fracción lo que podamos hacer por ellos hoy pero lo agradecerán y si no lo hicieran, Dios si lo hará. Dios y tus padres están esperando que les demos ese honor que merecen.
By Uniendo Familias en JesúsRecuerdo los ojos de la madre de mi mejor amigo aquel día que salíamos al cine, lo llamó y le dijo: para dónde vas patojo? Al cine, le contestó; y con qué dinero? Dijo la señora con tono interrogante pero sin enojo; en aquel momento, mi amigo, que lastimosamente no sabía mentir le dijo: con mis ahorros de la semana. Con cuales ahorros mijo si desde hace dos semanas que solo tengo para tu pasaje del bus. Yo sabía que aquella familia estaba pasando por un momento de mucha apretura económica. No me mientas, sácate las bolsas del pantalón!! Le ordenó. En ese instante cayeron al suelo un puño monedas y un par de billetes y los ojos del niño se abrieron tanto como dos pelotas de golf. Ese dinero me faltaba en mi gaveta… qué haces? Me impresionó tanto ver la expresión en los ojos de su madre decepcionada, las lágrimas casi se le salían y no de enojo más bien se notaba que era de tristeza, parecía que un puñal había atravesado su corazón. Mijo, en esta casa no hemos educado un ladrón, nunca has visto que tu padre o yo nos robemos un centavo o alguna cosa de donde trabajamos. No sabes el esfuerzo y amor con el que traemos el pan de cada día a esta mesa. Nunca podré olvidar esas pocas pero contundentes palabras. Y eso me recuerda un pasaje en la biblia donde Dios le está hablando a sus sacerdotes, a la gente más madura entre su pueblo; a los que llevan el ejemplo de una vida con respeto hacia Él y al servicio de su casa diciéndoles: el hijo debe honrar al padre y el siervo a su señor, si yo soy padre para ustedes dónde está mi honor? Y si soy su señor, dónde está ese temor que dicen que me tienen. Ustedes me menosprecian. En qué te menospreciamos? le preguntaron. Por qué me traen las sobras en supuesto sacrificio? Te imaginas a Dios decepcionado de sus hijos? Te has olvidado de papá o mamá? Los has dejado de atender porque hay cosas más importantes siempre, quizá has no has practicado la buena costumbre de darles una mesada económica mensualmente, podrías estar confundido cumpliendo en tu iglesia con tus ofrendas y eso es admirable pero no le das a tus padres una dádiva que es justa. Te aseguro que estás deteniendo una gran bendición sobre tu vida, la biblia enseña que al hijo que honra a sus padres Dios alargará sus días de vida en la tierra y créeme cuando te digo que no eres el primero en cometer este error. Quizá por falta de dinero en este momento, o por ignorarlo pero estás a tiempo de cambiar lo que se dice de ti en el cielo. Acuérdate de la que a pesar de su escasa economía hizo toda clase de esfuerzos para ofrecerte un plato de comida; o del padre que día a día se fajaba trabajando duramente debajo del sol, para darte un techo, zapatos, vestido y de vez en cuando algún gusto extra como un helado. Y si llevamos esta escena al plano espiritual, imaginemos a Dios decepcionado porque te olvidaste de todas la veces que te ha guardado tu vida. No podemos seguir perdiendo una discurso de bendición que está listo para salir de la boca de Dios, tu padre. Si estás alejado de su casa te animo a que vuelvas, si te olvidaste del respeto que el debes con tus actos te aseguro que Él no te va a echar fuera de su casa, si vuelves con un corazón sincero a casa y empiezas a intentar hacer el bien, no recibirás un portazo en la cara. Atiende las necesidades de tus padres si todavía están vivos, les debemos tanto pero tanto que es una fracción lo que podamos hacer por ellos hoy pero lo agradecerán y si no lo hicieran, Dios si lo hará. Dios y tus padres están esperando que les demos ese honor que merecen.