Dios envió a Jonás a predicar a la ciudad de Niníve, pero Jonás no hizo caso y se embarcó en la dirección contraria. El resultado lo conocemos todos, lo engulló una ballena en cuyo vientre pasó tres días.
Me pregunto si esto del confinamiento se parece a estar dentro del vientre de la ballena, si contar una historia tiene que ver con zambullirse en las zonas oscuras, si todas las historias que allí se cuentan están unidas por un mismo intestino, un hilo plateado que va del DF a mi pueblo, de las preguntas de mi tía Paula al golpe de Pinochet, de San Pedro de Atacama a las plazas del 15M como si en vez de miradas tuviéamos un espejo que refleja lo que no queremos que se vea, como si en vez de tiempo tuviéramos giros de guión que se repiten de generación en generación. La violencia ancestral. El dolor del mundo. ¿Qué hizo Jonás con el dolor del mundo?