El país se ha dejado de sorprender por la violencia y las injusticias; como dicen algunos, “la capacidad de llorar a los muertos se va desgastando”. Sin embargo, no siempre fue así: la Constitución de 1991 le dio un sentido personal a la vida colectiva de la sociedad colombiana. Durante esta época, parecía ser que el camino hacia la paz atravesaba necesariamente el camino hacia la Constituyente. Una vez logrado el sueño de la nueva carta política en el país, ¿qué pasó?