Una persona que no es libre es aquella que vive atada, presa o que al menos su espacio de desplazamiento es muy limitado. Lo mismo sucede en el ámbito moral, de la conciencia y de la esencia del ser humano. Cuando se vive aferrado a algo o a alguien, subyugado a un régimen totalitario o influenciado por las corrientes, modas o ideologías, no se es libre de manera plena.