Érase una vez, en un prado acogedor, un pequeño conejito llamado Pelusa tenía la manta más cómoda del mundo. Una noche, Pelusa aprende que compartir es demostrar cariño cuando sus amigos, los ositos de peluche y los erizos regordetes, no pueden dormir. Con un toque de magia y mucho amor, Pelusa transforma su manta en una nube cálida y esponjosa que los envuelve, trayéndoles consuelo y dulces sueños.