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En mayo de 1911, el ejercito revolucionario entró a la ciudad de Torreón, Coahuila, con el objeto de tomar la ciudad y ganar terreno al ejército federal. Torreón era una ciudad nueva y cosmopolita, fundada como tal apenas en 1907, crecía rápidamente gracias al ferrocarril, los bancos y comercios, la agricultura y otros negocios, muchos de ellos en manos de extranjeros de diversos orígenes. La colonia china era numerosa y detentaba parte de ese poder económico en la ciudad; pero debía enfrentar la xenofobia y el racismo presente en ciertos grupos: cuando el ejército maderista entró a la ciudad, muchos de sus soldados formaban parte de una plebe ansiosa del botín prometido por su participación en la batalla y se encarnizaron con los chinos a quienes despreciaban por su origen, costumbres y cultura. Fue una masacre insólita, no solo por los 303 muertos en 48 horas, también porque nadie hizo nada antes por parar la matanza, porque no se reconoció el genocidio y porque, hasta la fecha, aquella historia de terror sigue en la oscuridad. En la segunda parte Ana Lía Herrera nos cuenta una breve historia de las enfermedades a las que ha tenido que enfrentarse la humanidad, la búsqueda incansable por encontrar curas y vacunas y por mejorar la calidad de vida de las personas: son tiempos para creer en la ciencia y sus infinitas posibilidades. Por último, les contamos la leyenda del hombre que no quiso celebrar el Día de Muertos y, ¡ya verán cómo le fue!
By MANGLAR DE HISTORIASEn mayo de 1911, el ejercito revolucionario entró a la ciudad de Torreón, Coahuila, con el objeto de tomar la ciudad y ganar terreno al ejército federal. Torreón era una ciudad nueva y cosmopolita, fundada como tal apenas en 1907, crecía rápidamente gracias al ferrocarril, los bancos y comercios, la agricultura y otros negocios, muchos de ellos en manos de extranjeros de diversos orígenes. La colonia china era numerosa y detentaba parte de ese poder económico en la ciudad; pero debía enfrentar la xenofobia y el racismo presente en ciertos grupos: cuando el ejército maderista entró a la ciudad, muchos de sus soldados formaban parte de una plebe ansiosa del botín prometido por su participación en la batalla y se encarnizaron con los chinos a quienes despreciaban por su origen, costumbres y cultura. Fue una masacre insólita, no solo por los 303 muertos en 48 horas, también porque nadie hizo nada antes por parar la matanza, porque no se reconoció el genocidio y porque, hasta la fecha, aquella historia de terror sigue en la oscuridad. En la segunda parte Ana Lía Herrera nos cuenta una breve historia de las enfermedades a las que ha tenido que enfrentarse la humanidad, la búsqueda incansable por encontrar curas y vacunas y por mejorar la calidad de vida de las personas: son tiempos para creer en la ciencia y sus infinitas posibilidades. Por último, les contamos la leyenda del hombre que no quiso celebrar el Día de Muertos y, ¡ya verán cómo le fue!