Daniela Andrade es una mujer con suerte: no tuvo que trabajar ni siquiera un año dentro del Gobierno Petro como vicepresidenta de Contratación Derivada de la Fiduprevisora para terminar convertida en notaria. Lo que a algunos les cuesta toda una vida de trabajo político y construcción de vínculos con un gobierno, a ella sólo le costó siete meses.
Ahora, desde la Notaría 36 de Bogotá, recibe grandes dividendos cada mes, pues esta es una de las oficinas notariales más concurridas de la capital, además de ser una caracterizada por dar la fe pública de grandes negocios.