Ahora los científicos pueden desvelar la verdad: la historia de los vampiros tal y como la conocemos no está inspirada en un conde medieval de Transilvania sino del destino de una princesa bohemia de principios del siglo XVIII. Tras los muros del enorme y lúgubre castillo de Ceský Krumlov vivía una bella princesa, que tenía alergia a la luz y sólo podía salir de su habitación en secreto por la noche. Como en aquella época en el centro de Europa había un temor enorme a los vampiros, los habitantes del pequeño pueblo se aterrorizaron y cometieron un crimen horrible.