Los grupos de información en campo enemigo, como se definió a la Quinta Columna en el argot interno manejado por el servicio de información franquista, jugaron su papel durante toda la guerra civil. Sus agentes se fueron infiltrando en todos y cada uno de los organismos públicos y militares republicanos. Espiaron, crearon un clima de psicosis colectiva e incluso participaron en el proceso de conclusión de la guerra haciendo las veces de nexo de comunicación entre los bandos contendientes.