
Sign up to save your podcasts
Or
En el evangelio de la prosperidad, también conocido como la teología de la “Palabra de Fe”, se enseña que el creyente puede usar a Dios para sus propios fines. Sin embargo, el cristianismo bíblico enseña lo opuesto: es Dios quien utiliza al creyente para cumplir Su propósito. En la teología de la prosperidad, el Espíritu Santo es visto como un poder que el creyente puede manipular a su antojo, mientras que la Biblia presenta al Espíritu Santo como una Persona divina que capacita al creyente para realizar la voluntad de Dios.El movimiento del evangelio de la prosperidad comparte similitudes con las sectas destructivas basadas en la avaricia que se infiltraron en la iglesia primitiva. Los apóstoles, como Pablo, nunca transigieron ni se reconciliaron con los falsos maestros que propagaban estas herejías. Por el contrario, los denunciaron como peligrosos y exhortaron a los cristianos a apartarse de ellos.
En el evangelio de la prosperidad, también conocido como la teología de la “Palabra de Fe”, se enseña que el creyente puede usar a Dios para sus propios fines. Sin embargo, el cristianismo bíblico enseña lo opuesto: es Dios quien utiliza al creyente para cumplir Su propósito. En la teología de la prosperidad, el Espíritu Santo es visto como un poder que el creyente puede manipular a su antojo, mientras que la Biblia presenta al Espíritu Santo como una Persona divina que capacita al creyente para realizar la voluntad de Dios.El movimiento del evangelio de la prosperidad comparte similitudes con las sectas destructivas basadas en la avaricia que se infiltraron en la iglesia primitiva. Los apóstoles, como Pablo, nunca transigieron ni se reconciliaron con los falsos maestros que propagaban estas herejías. Por el contrario, los denunciaron como peligrosos y exhortaron a los cristianos a apartarse de ellos.