Después de 14 años en el poder, Evo Morales dejó Bolivia con poco más que la ropa que llevaba puesta. En su exilio en la Ciudad de México, vive en una base militar. Se siente encerrado y nostálgico por la nación que dejó atrás. Ahora, a más de 5.000 kilómetros de Bolivia y aunque aún no ha hablado con el presidente López Obrador, Morales trata de seguir vigente. Nos contó que lamenta no tener a nadie para practicar fútbol pero se levanta temprano y hace 300 abdominales. Después atiende llamadas telefónicas, da entrevistas a medios de comunicación y planea el regreso a su país. En ese contexto conversó con Noticias Telemundo. 

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