El propio autor, Roberto Cambaré, no sabía del todo bien al final de sus días en que año exactamente había compuesto su zamba “Angélica”, pero seguía estando seguro de que se trataba de una espina convertida en una flor. Es decir, en una historia de amor frustrado en la juventud que le disparó luego una canción famosa, cuya vigencia recorre más de sesenta años del folklore argentino. Una oda al rencor por un abandono convertido en uno de los grandes éxitos de festivales, luego de una recordada versión inicial de Horacio Guarany.Idea y conducción: Carlos Polimeni – Producción: Fabiana García – Edición: Gonzalo Maria – Diseño de portada: Jazmín Guzmán