El anónimo comienza a acosar a su amado, hasta el punto en el que se miran a los ojos nuevamente, lo que despierta las ganas de querer escribirle una segunda carta en la que le manifiesta su obsesión.
El anónimo comienza a acosar a su amado, hasta el punto en el que se miran a los ojos nuevamente, lo que despierta las ganas de querer escribirle una segunda carta en la que le manifiesta su obsesión.