Hoy quiero hablarte de algo que probablemente te ha pasado más de una vez sin que te des cuenta: las profecías autocumplidas. Ese fenómeno en el que algo que creemos con tanta fuerza termina convirtiéndose en realidad, no porque haya un destino escrito, sino porque nuestras acciones, consciente o inconscientemente, nos llevan a cumplir esa expectativa. Si crees que vas a fracasar en algo, es probable que termines fracasando. Si crees que una relación está condenada al fracaso, lo más seguro es que acabes saboteándola sin darte cuenta. Si te convences de que eres incapaz de algo, cada paso que des reforzará esa idea en tu mente. Pero esto no solo funciona en lo negativo. También ocurre en lo positivo: si te mentalizas de que algo saldrá bien y actúas en consecuencia, muchas veces lo logras. ¿Realmente somos prisioneros de nuestras creencias? ¿Hasta qué punto nuestra mente puede condicionar lo que nos ocurre? Hoy vamos a analizarlo.