Una noche cualquiera, en una ciudad universitaria del medio oeste, una estudiante de 20 años desaparece sin dejar rastro. Más de una década después, el caso de Lauren Spierer sigue sin resolverse. No hay cuerpo. No hay pruebas concluyentes. Solo una madrugada confusa, versiones que no encajan y el dolor persistente de una familia que no ha dejado de buscar. En este episodio final, reconstruimos lo que se sabe, repasamos lo que nunca se llegó a esclarecer y reflexionamos sobre lo que significa cerrar una historia cuando no hay final. Un capítulo pausado, sobrio y documentado, que no busca resolver, sino comprender lo que permanece cuando todo lo demás falta: la ausencia, la memoria y la dignidad de seguir preguntando.