Levítico 16: Ruega por ti primero, después por los demás.

Levítico 16:17‭-‬22 RVA2015:
“Nadie estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre para hacer expiación en el santuario, hasta que salga y haya hecho expiación por sí mismo, por su familia y por toda la congregación de Israel. “Después saldrá al altar que está delante del SEÑOR, y hará expiación por él. Tomará parte de la sangre del novillo y de la sangre del macho cabrío, y la pondrá sobre los cuernos del altar en su derredor. Rociará sobre él la sangre siete veces con su dedo, y lo purificará y santificará de las impurezas de los hijos de Israel. “Cuando haya acabado de hacer expiación por el santuario, por el tabernáculo de reunión y por el altar, hará acercar el macho cabrío vivo. Aarón pondrá sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo y confesará sobre él todas las iniquidades, las rebeliones y los pecados de los hijos de Israel, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío. Luego lo enviará al desierto por medio de un hombre designado para ello. Aquel macho cabrío llevará sobre sí, a una tierra inhabitada, todas las iniquidades de ellos. El hombre encargado dejará ir el macho cabrío por el desierto.
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Este capítulo explica la fiesta solemne llamada el "día de expiación'' o en hebreo Yom kippur.
Está debía celebrarse cada año y de una forma especial. Se debía presentar, entre varios sacrificios, dos carneros. Uno sería sacrificado por el pueblo y el otro sería dejado vivo, después de que el sacerdote pusiera las manos sobre él y traspasara todos los pecados del pueblo sobre el animal. Después se soltaba para que quedara libre y deambular en el desierto, en señal de que todos los pecados del pueblo eran dejados en el olvido.
De esta forma, las culpas de Israel ya no estaban sobre ellos, evitando la maldición sobre el pueblo, y más bien esas maldades quedaban en un lugar seco y desierto.

Pero quiero que detallemos el mandato al sacerdote principal. Él debía primero presentarse delante de Dios para interceder primero por él antes de interceder por los demás.
Esto es un detalle muy especial para cada uno de los que somos cabeza de hogar, pues somos los líderes espirituales de nuestras familias. Seas padre o madre soltera, o llevas la responsabilidad del hogar con tu pareja, también eres un líder, el encargado de la supervivencia y seguridad de cada miembro del hogar.
No podemos bendecirlos en el nombre de Jesucristo o clamar por la protección de Dios para cubrirlos del mal, si primero nosotros no estamos a cuenta con el Señor.
Es imprescindible que primero vengamos ante la presencia del Señor en humillación y entrega. Debemos confesar nuestros errores y pecados al Señor y encomendarnos a Él. Después sentiremos nuestros corazones llenos de la gracia de Dios, y confiados de que nuestras almas estarán cubiertas bajo la justicia de Dios.
Miremos unos ejemplos de líderes que se presentaron delante de Dios y pudieron interceder después por sus familias. Moisés intercedió por los hijos de Israel cuando Dios quería destruirlos; Josué dijo: “Mi casa y yo serviremos al Señor”; la abuela Loida y madre Eunice de Timoteo hicieron un gran trabajo espiritual guiando a Timoteo, gran predicador joven bajo el ministerio de Pablo.

Cuando entregamos nuestras vidas siendo transparentes y sinceros delante del Señor, Dios bendice de forma especial a nuestra familia cuando pedimos su bendición sobre ellos. Serás el contacto directo con Dios para ayudarlos en los momentos cuando ellos se encuentren distanciados del Señor, cuando se equivoquen o cuando el enemigo quiera atacarlos. Tú podrás guiarlos por el camino recto, dándoles palabras de sabiduría que el Señor pondrá en tu boca; podrás orar por ellos y ellos sentirán el perdón de Dios.
Toda esta autoridad y privilegios divinos los tendrás, siempre y cuando primero te santifiques...