En el corazón del hombre suceden muchas cosas, no siempre es lo que nos conviene o lo que le agrada a Dios.
Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
El corazón conoce la amargura de su alma; y extraño no se entremeterá en su alegría.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.