La figura de papá está muy lastimada en la actualidad, pareciera que hay una campaña en su contra. El Papa nos dice: "La presencia paterna... se ve afectada por el tiempo cada vez mayor que se dedica a los medios de comunicación y a la tecnología de la distracción. Hoy... la autoridad está puesta bajo sospecha y los adultos son crudamente cuestionados... No es sano que se intercambien los roles entre padres e hijos, lo cual daña el adecuado proceso de maduración que los niños necesitan recorrer y les niega un amor orientador que les ayude a madurar. Dios pone al padre en la familia para que, con las características valiosas de su masculinidad, «sea cercano a la esposa, para compartir todo, alegrías y dolores, cansancios y esperanzas. Y que sea cercano a los hijos en su crecimiento: cuando juegan y cuando tienen ocupaciones, cuando están despreocupados y cuando están angustiados, cuando se expresan y cuando son taciturnos, cuando se lanzan y cuando tienen miedo, cuando dan un paso equivocado y cuando vuelven a encontrar el camino; padre presente, siempre. Decir presente no es lo mismo que decir controlador... . Algunos padres se sienten inútiles o innecesarios, pero la verdad es que «los hijos necesitan encontrar un padre que los espera cuando regresan de sus fracasos". Amoris laetitia 176 y 177.