La idolatría es una de las prácticas más condenadas en la Biblia por Dios. Desde el principio, Dios ordenó que se le adorara a él y sólo a él. La creación no debe ser adorada, las personas no deben ser adoradas, las posesiones no deben ser adoradas. No te harás imagen de ninguna cosa, ni de las de los cielos, ni de la tierra, ni de las de debajo de la tierra.