Poner límites no tiene como objetivo que los niños "se porten bien" sino enseñarlos a regular su comportamiento de acuerdo a lo que corresponde, es adecuado y saludable. Es una forma de enseñarlos a pensar antes de actuar. Por eso tenemos no solo que enseñarles el camino, sino también saber prepararlos para que sepan elegir por sí mismos.