En muchas ocasiones, la sociedad nos enseña a complacer, a
evitar el rechazo y a asumir compromisos por miedo a decepcionar a los demás.
Sin embargo, el verdadero respeto hacia los demás comienza con el respeto hacia nosotros mismos. Decir "no" de manera asertiva y consciente es una declaración de integridad personal que refleja autenticidad y coherencia.