Bart acepta un desafío de los gamberros del colegio que le hace acabar hospitalizado. Para cubrirse a sí mismo y no revelar la parte de culpa de Homer, Bart dice que fue al cielo y que conoció a Jesús. Eso llama la atención de unos productores de cine cristianos que le ofrecen a los Simpson un contrato para hacer una película basada en la experiencia de Bart.