Javier despierta sano y salvo, y tiene la oportunidad de tomar contacto con una persona que le echa una mano.
Sin embargo, pronto descubrirá que la propiedad que acaba de comprar no era nada parecido a lo que podría haber imaginado, esclareciendo por fin si aquellos susurros que creía haber escuchado eran reales.