Los santos no deben ser inmorales ni avaros, sino más bien agradecidos, porque los inmorales y avaros incurrirán en la ira de Dios.
El versículo 3 comienza con “pero”, contrastando con el mandato de andar en amor, así como Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros. Quiere dejar claro que el amor al que Cristo nos llama está en marcado contraste con los excesos del mundo...