El mandato a los padres aquí no implica que los hijos no sean responsables de su propia ira. No pueden excusar su ira culpando a sus padres cuando están enojados. Pero sí implica que los padres tienen la responsabilidad de no provocar a sus hijos a pecar. Aquí hay algunas formas en que los padres pueden provocar la ira de sus hijos.