Si pensamos que podemos ser salvos por la fe que no resulta en obras, somos necios espirituales (2:20-25).
¡Santiago no se anda con rodeos! A aquel que piensa que puede tener una fe salvadora que no tiene ningún efecto en su vida, Santiago lo llama “hombre vano” (2:20). Él está usando la palabra en el sentido del Libro de Proverbios, alguien espiritualmente necio.