Los cristianos luchan contra las fuerzas espirituales malignas de las tinieblas. Satanás y sus fuerzas son reales y malvadas (6:12).
En estrategia militar, es fatal subestimar la fuerza del enemigo. Hacer caso omiso de un enemigo como una presa fácil cuando está armado, organizado, experimentado y peligroso, es invitar a la derrota.