Para evitar equivocarnos en las pruebas, debemos afirmar la bondad de Dios (1:17).
La tentación en el huerto del Edén implicaba dudar de la bondad de Dios. Él dijo (Gén. 3:1): “¿Conque Dios les ha dicho: “No comerán de ningún árbol del huerto”?” Por supuesto, Dios no había dicho eso...