El segundo de los signos vitales es: Un cuerpo sano practica la verdad equilibrada con el amor. A diferencia de los niños espirituales que son zarandeados por las olas y los vientos de la falsa doctrina, un cuerpo sano habla la verdad en amor.
El segundo de los signos vitales es: Un cuerpo sano practica la verdad equilibrada con el amor. A diferencia de los niños espirituales que son zarandeados por las olas y los vientos de la falsa doctrina, un cuerpo sano habla la verdad en amor.