La vocación cristiana es amar sin medida, pues el amor no tiene medida. El amor es extremo hasta el punto de subir a una cruz. Para que el espíritu crezca debe librarse de las cadenas que lo atan y lo hacen vivir odiando.
La vocación cristiana es amar sin medida, pues el amor no tiene medida. El amor es extremo hasta el punto de subir a una cruz. Para que el espíritu crezca debe librarse de las cadenas que lo atan y lo hacen vivir odiando.