El 21 de diciembre de 1988, el vuelo 103 de la Pan Am explotó sobre la localidad de Lockerbie, en Escocia, y no hubo ningún superviviente. Los investigadores sospecharon inmediatamente de un acto terrorista y comenzaron a seguir la pista de los restos que encontraron esparcidos en una superficie de más de 2.000 kilómetros cuadrados. Diminutos restos que constituían pruebas condujeron a los detectives alrededor del planeta y, por último, a Libia, en el continente africano. En este espacio se examina el impresionante trabajo de investigación que dió lugar a dos acusaciones en el caso... y a las maniobras políticas que condujeron a un juicio y... una condena.