En Londres hoy es la última procesión, la última oportunidad de un baño de masas callejero en homenaje a la Reina Isabel II, cuyo ataúd será trasladado en un carro de armas desde el palacio de Buckingham hasta Westminster Hall, el salón más grande y antiguo del Parlamento británico, construido hace 925 años. Ahí permanecerá en una capilla ardiente durante los próximos cuatro días hasta que el lunes sea trasladado a la abadía, para su funeral de estado, el primero en seis décadas en el Reino Unido. En nuestro Congreso, ayer quedó la grande. Los partidos de Chile Vamos, en un movimiento que mezcla los estertores del plebiscito, la actitud del gobierno y la reacción de sus propios parlamentarios y bases, anunciaron que no irían a la siguiente reunión del acuerdo constituyente. Le echaron la culpa al gobierno, por hiperventilarse con el principio de acuerdo del lunes pasado. Y también echaron de menos un cambio en la correlación de fuerzas en la negociación, habida cuenta el resultado del plebiscito. Los reclamos contra la ministra Vallejo por su descripción ampliada de lo consensuado el lunes llegaron incluso a la DC.