Hoy en día sabemos que el periodo de nuestra historia que precedió a la escritura fue mucho más que cuevas y piedras talladas. Las primeras anotaciones astronómicas, precursores de los calendarios, podrían ser paleolíticas. Como así es el arte, o las primeras inquietudes acerca de la muerte y una vida más allá. A lo largo del Neolítico y de la edad de los metales vimos nacer las primeras ciudades, y se fueron dibujando las características de las primeras civilizaciones de la antigüedad. Pero, ¿y si pudiéramos rastrear algunas características de la civilización, como la reunión de un gran número de personas, o como la construcción de un templo para reunir a creyentes… ya no hasta la prehistoria, sino prácticamente a finales del paleolítico o inicios del neolítico? ¿Y si fueron las creencias las que agruparon a las personas en grupos más grandes, y a la larga, nos llevaron a asentarnos en los primeros poblados, y acabar desarrollando la agricultura? Pues esta hipótesis se baraja desde el descubrimiento del templo más antiguo de la historia. Hoy, hablamos de Göbekli Tepe.