Como si no hubiera alegría sin la certeza...

Y pensar que aunque no sabía si me iba a ir pronto, o aún mas, aun sabiendo que pronto me iba, elegí plantar una flor. 

Te apuesto una noche entera y me dejo vencer. Me pierdo en algún abrazo y, cuando no me lo des, me recuerdo que por algo ya no quiero, que por algo me alejé.

Debí sospecharlo, puesto que nunca dejabas hasta el final ninguna canción. Debí sospecharlo, que ibas a pasarme antes de que llegue a la mejor parte.

Siento tu ausencia todos los días de la semana, pero los domingos un poco más.

Eras la pieza que podía derrumbarlo todo, y ya no estás.

Pedir la cuenta sin haber comido, pagar los servicios de un departamento vacío, sacar un pasaje que no va a ningún sitio, regalar un libro que sabes que no va a ser leído, un chocolate tan caliente que no podes tomarlo ni aunque te mueras de frío, extrañarte de lunes a viernes sin haber compartido suficientes domingos.

Es que de repente te diste cuenta de que no te cerraban los números. Y así, pragmático como sos, sacaste las comas que no daban bien ni 2 + 2. La verdad, es que me hiciste un favor.

Entonces me di cuenta de que estabas sangrando por la herida y que inconscientemente  estabas convencido de que de esa manera eventualmente ya no dolería.

Bienvenido al lugar al que siempre supe que ibas a terminar, pero bueno...la esperanza siempre está.