En 1880, el ingeniero francés Charles Lartigue tiene 46 años.
Es el director de explotación de la mina El Jardín, en Oliete, Teruel, conocida popularmente como Sima de San Pedro, una de las dolinas más grandes de Europa.
Pero Lartigue tiene un sueño y, el 17 de junio de 1882, patenta desde Oliete un aparato de transporte sobre un raíl único: el monorraíl Lartigue.