No era una cena normal. El invitado era Jesús, el anfitrión Simón, un fariseo. En esta cena no hubo protocolos de bienvenida, tampoco hubo saludo con beso, lo que sí ocurrió fue un acto de adoración: una mujer pecadora se acerca a donde está Jesús, se pone detrás de él y muestra mucho amor. Es perdonada, es salva.
Musicalización Natanael Ospina