Cuántas veces nos hemos sorprendido con lo mucho que alguien ha cambiado y cuántas veces hemos cerrado nuestra puerta a volver a conocer a alguien, en acercarnos sin juicio y con curiosidad al nuevo ser en que se han convertido. Y desde ahí nos hemos cerrado la puerta a disfrutar su presencia, sus dones, sus historias, sus claridades y toda su expansión. Hoy comparto un poco de Claridad sobre este tema. ¿Me acompañas?