Negligencia, corrupción y revictimización cobraron la vida de Andrea, la joven de 22 años que murió intoxicada por inhalar monóxido de carbono de un boiler mal ubicado. La joven rentaba un departamento sin ventilación que distribuyera estos gases al exterior y falleció mientras se bañaba; las autoridades no atendieron la situación y este no es el primer caso.