No tenemos nada que celebrar. La lucha por la igualdad y equidad de oportunidades continúa frente a la existencia de estereotipos sociales, familiares, religiosos y el sistema de subordinación más antigüo en el mundo: el patriarcado.
No tenemos nada que celebrar. La lucha por la igualdad y equidad de oportunidades continúa frente a la existencia de estereotipos sociales, familiares, religiosos y el sistema de subordinación más antigüo en el mundo: el patriarcado.