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Entre los casi cuatro mil nombres de la represión franquista en Ciudad Real, se encuentran los de Rufina y Beatriz Úbeda Palomares, de 24 y 22 años, respectivamente. Eran las mayores de 9 hermanos, lavanderas, de clase humilde y las sentenció una de las señoritas de su pueblo, Malagón.
Guardaban turno para recoger agua de la fuente y no permitieron que aquella mujer privilegiada pasara delante de ellas. Al día siguiente fueron detenidas por la Guardia Civil y permanecieron varios meses en prisión. Sufrieron torturas y, finalmente, fueron fusiladas, en mayo de 1940, en el cementerio de Ciudad Real. Las jóvenes avisaron a su madre de que llevarían consigo un lacito rojo para que las reconocieran, si algún día buscaban sus restos.
Entre los casi cuatro mil nombres de la represión franquista en Ciudad Real, se encuentran los de Rufina y Beatriz Úbeda Palomares, de 24 y 22 años, respectivamente. Eran las mayores de 9 hermanos, lavanderas, de clase humilde y las sentenció una de las señoritas de su pueblo, Malagón.
Guardaban turno para recoger agua de la fuente y no permitieron que aquella mujer privilegiada pasara delante de ellas. Al día siguiente fueron detenidas por la Guardia Civil y permanecieron varios meses en prisión. Sufrieron torturas y, finalmente, fueron fusiladas, en mayo de 1940, en el cementerio de Ciudad Real. Las jóvenes avisaron a su madre de que llevarían consigo un lacito rojo para que las reconocieran, si algún día buscaban sus restos.