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Aunque a menudo, y como ocurre tantas veces, el discurso en torno a Maruja Mallo se ha centrado en su vida amorosa - tuvo relaciones con Miguel Hernández, Rafael Alberti y Pablo Neruda - ella es, por mérito propio, una artista excepcional, cuyo estilo tuvo una gran influencia sobre las generaciones más jóvenes. Nació en Vieiro, Lugo, en 1906. Expuso por primera vez en Avilés, con 20 años, y al poco tiempo fue admitida en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde trabó amistad con Salvador Dalí, que la introdujo en su círculo. Fue una figura destacada de las "Sinsombrero". Regresó a España tras su exilio argentino en 1961, aunque mantuvo un perfil bajo hasta la muerte de Franco. Entoces, se volvió una figura casi ominpresente en los círculos artísticos. Su rebeldía, su irreverencia, su personalidad e, incluso, su estética, llamaron la atención de la generación de artistas jóvenes y se convirtió en un icono de "La movida".
Aunque a menudo, y como ocurre tantas veces, el discurso en torno a Maruja Mallo se ha centrado en su vida amorosa - tuvo relaciones con Miguel Hernández, Rafael Alberti y Pablo Neruda - ella es, por mérito propio, una artista excepcional, cuyo estilo tuvo una gran influencia sobre las generaciones más jóvenes. Nació en Vieiro, Lugo, en 1906. Expuso por primera vez en Avilés, con 20 años, y al poco tiempo fue admitida en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde trabó amistad con Salvador Dalí, que la introdujo en su círculo. Fue una figura destacada de las "Sinsombrero". Regresó a España tras su exilio argentino en 1961, aunque mantuvo un perfil bajo hasta la muerte de Franco. Entoces, se volvió una figura casi ominpresente en los círculos artísticos. Su rebeldía, su irreverencia, su personalidad e, incluso, su estética, llamaron la atención de la generación de artistas jóvenes y se convirtió en un icono de "La movida".