Si hablamos del violín, y hoy vamos a hacerlo, deberemos considerar que ha habido, en el pasado siglo XX y en este XXI muchos grandes violinistas, ciertamente extraordinarios, pero ninguno de ellos alcanzó tanta fama y prestigio en el ámbito estrictamente musical como lo hizo Yehudi Menuhin. Menuhin fue mucho más que un gran violinista o un inspirado director de orquesta en sus últimos años, fue también un hombre comprometido, generoso, reflexivo, valiente, curioso, audaz y siempre adornado, en los escenarios y fuera de ellos, de un carisma irresistible.