Naamán fue un capitán de Siria, la biblia lo describe como valeroso, leal, hombre que venció miles de batallas pero dos de ellas perdía constantemente: su orgullo y su enfermedad que lo mataba lentamente. Escuchó una noticia que alguien podía sanarlo. El problema de Naamán es que no estaba dispuesto obedecer un mandato directo de Dios.