Niccolò Paganini no solo revolucionó el violín, sino que también quedó envuelto en un aura de misterio incluso después de su muerte. Falleció el 27 de mayo de 1840, pero la Iglesia se negó a darle sepultura en suelo sagrado. Decían que su alma pertenecía al Diablo y que su cuerpo debía vagar sin descanso. Durante años, sus restos fueron trasladados de un lugar a otro, hasta permanecer en un sótano sin ser enterrado. ¿Fue un castigo divino o una maldición que lo perseguía incluso en la tumba?

Descubre la historia del violinista cuyo talento era considerado sobrenatural.

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