Comprender y vivenciar que no hay un yo especial/separado de la Consciencia Pura, de DIOS VIVO, es el Despertar de la ilusión de un ego que pretende despertar y vivir en plenitud él, cuando es precisamente él mismo el soñador del sueño de separación y muerte. Más la muerte no es más que una sensación de ausencia y de pérdida, no una realidad de ésta. Lo real no son objetos, riquezas, placeres o logros temporales (todo ello no son otra cosa que efímeras piezas, míseras riquezas, vanos placeres y pesarosas alegrías), sino aquello que nos hace Uno en Divina Unicidad: el Espíritu y no la carne, el Amor y no el deseo/miedo, la Verdad y no las apariencias, lo Eterno y nunca lo mortal.