Un gato viejo lleva una vida regalada. Caza lagartijas, mastica flores de jacaranda, hace cómodas siestas entre los estantes de los libros, disfruta las caricias que sus dueñas le hacen. Sin embargo, hay una persona -el padre de la familia-, cuya vida no comprende, aunque una de sus protectoras le hable de él:"pero los gatos no entendemos de vocablos, sólo de las oscilaciones del alma".