Si continúas haciendo lo que has estado haciendo francamente
no estás haciendo nada malo, pero al final de tu vida laboral, o antes, puedes terminar perdiéndolo todo. ¿Por qué? por inacción porque no supiste adaptarse a los cambios, porque no tuviste adaptabilidad y porque realmente nunca marcaste una diferencia, porque siempre pensaste que las cosas iban a mantener de forma recurrente.