Texto bíblico: 1 Samuel 16. 📖 Dios no se guía por las apariencias. Cuando David fue ungido como rey no era el candidato favorito; no tenía el aspecto de un monarca. Sus hermanos podían tener mayores méritos —humanamente hablando— pero el Espíritu no vino sobre ellos, sino sobre el joven y desaliñado David. El excesivo énfasis que le damos a la apariencia o “lo que vemos” nos impide mirar cómo Dios nos ve. Nos excusamos en nuestras circunstancias, en nuestras limitaciones, y nos descalificamos como personas que Él puede usar. El corazón que el Espíritu de Dios busca llenar es uno que se ocupa de estar sano y ser correcto en sus relaciones. En la actualidad nos ocupamos del fitness y comer saludable, pero ¿cuántos nos ocupamos de alimentar correctamente el corazón?❤️ Agradar a Dios y vivir una vida santa vale más que todo el tiempo que invertimos en cómo lucimos o cuántas posesiones acumulamos. David siempre estuvo dispuesto a que Dios trabajara en su interior —“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón” (Salmos 139:23a). También es de destacar su actitud frente a sus autoridades: David honró a su padre y honró a Saúl, lo tratarán bien o no. Esa es una cultura debemos abrazar. Por último, David tenía un corazón para las ovejas (y para su pueblo) poniendo incluso su propia vida en riesgo. Por esto el Espíritu Santo lo llenó al designarlo como rey de Israel. *Grabado el 13 de febrero de 2022 para Cielos Abiertos (Curacao)