Hoy más que nunca debemos recordar que cuando tememos a Dios, los demás temores desaparecen. Porque ante la luz de su presencia tiembla el enemigo, desaparecen las tinieblas y no hay circunstancia, enfermedad o crisis que pueda resistir su poder.
Este no es un año de crisis, sino de bendición.
Es el tiempo en que Dios te mostrará su gloria, y sin importar cuánto te hayan menospreciado, Él cambiará tu historia y pondrá tu nombre en alto.
Tan sólo crée, levántate y dile a ese gigante, que ahora es Dios quien pelea tus batallas y que tu victoria está asegurada porque si El está contigo... No importa quien quién esté contra tí.