La bondad o la maldad brotan de la interioridad de cada persona. Y se reconoce en el hablar. Jesús nos invita a sacar lo bueno y a reconocer el valor de lo interior
La bondad o la maldad brotan de la interioridad de cada persona. Y se reconoce en el hablar. Jesús nos invita a sacar lo bueno y a reconocer el valor de lo interior